Rebanadas
de Realidad
- Buenos Aires, 27/08/08.-
"El
16 de febrero de 1951 Juan Domingo Perón anunció que 'en la planta piloto
de energía atómica en la isla Huemul, de San Carlos de Bariloche, se llevaron
a cabo reacciones termonucleares bajo condiciones de control en escala
técnica'".
La cita precedente es reproducida en una nota del doctor en física Alberto
Rojo (1) publicada el pasado lunes
25 de este mes de agosto 2008 en la contratapa del matutino Crítica de
la Argentina.
Allí se reproducen severas críticas al ensayo a nivel experimental, pues
la base de esos estudios consistía en utilizar el sonido. Todavía escucho
las risas y burlas de la llamada "comunidad científica" tanto nacional
como internacional, calificando de "locura" el afirmar que con "ruidos"
se podría llegar a la fusión nuclear.
"Todo resultó un disparate -escribe Rojo- como lo mostró, en 1952 un informe
detallado de José Antonio Balseiro, quien luego sería uno de los fundadores
del instituto que hoy lleva su nombre. El responsable del fiasco era el
'sabio' austríaco Ronald Richter que había embaucado a Perón y Evita,
convenciéndolos de que conocía la manera de generar energía atómica por
el método de fusión…".
"Según me cuenta Mario Mariscotti autor del excelente libro 'El secreto
atómico de Huemul', cuando la comisión presidencial encabezada por Balseiro
llegó a la isla se escucharon ruidos muy molestos. Eran unos parlantes
que apuntaban a la chispa de un arco voltaico. Para lograr la fusión nuclear
se necesitan temperaturas de cientos de millones de grados (la energía
que nos llega del Sol tiene ese origen) y Richter la pretendía conseguir
con un arco voltaico ayudado por el sonido de parlantes. Los cálculos
de Balseiro mostraron que el método era cuantitativamente impracticable".
Con respecto a esta última apreciación descalificante ("cuantitativamente
impracticable") Rojo recuerda que Welfgang Meck, "un profesor del Balseiro
solía decirnos que "muchas ideas brillantes fracasan en lo cuantitativo".
¿Una ironía?
El caso dejó una estela de dudas. Corrieron rumores de que Richter se
quedó a vivir en la Argentina por un tiempo, con frecuentes viajes al
exterior y desde hace bastante se han perdido sus rastros. Otras versiones
lo señalaban contratado por centros de investigación de prestigio internacional.
Se lo calificó de demente, corrupto y despilfarrador de dineros públicos
en la importación de equipos científicos avanzados, muchos de los cuales
aun están prestando servicios en el Instituto Balseiro de Bariloche. Talvez
los elementos descartados fueron eliminados por no entender para qué servían.
Lo cierto es que en la Argentina Richter fue demonizado y hasta medios
de la oposición política reclamaban que fuera enjuiciado como estafador.
La prensa antigubernamental le dedicó una enorme campaña para desprestigiar
al Presidente. Hasta se han escrito libros sobre el tema, todos condenatorios
de Perón y Richter y en Internet circulan aun hoy cientos de sitios referidos
al tema, siempre negativos.
Richter debió abandonar sus experimentos. Opinar poniendo en duda la vía
elegida no es condenable por tratarse de algo muy original, jamás sugerido
por otros científicos. Los logros en un nuevo campo de investigación se
alcanzan después de muchas pruebas y fracasos. Pero el punto de partida
de utilizar el sonido en la fusión nuclear no era equivocado. El General
Perón tuvo el mérito de haber apoyado "la aventura apasionante de la ciencia"
y asumir sus riesgos.
Además, no serían tan locos Richter ni menos Perón ni Evita (aunque no
alcanzo a comprender porqué la meten en esto) cuando ahora aparece que
el "sabio" (así entre comillas lo dice Rojo) fue el primero del mundo
de la "comunidad científica" que pensó en el sonido para producir energía.
¿O no?
Hasta el autor de la nota que suscribe las críticas a Richter, se muestra
sorprendido, confesando: "Adelanto la acción a enero de 2007. En un artículo
publicado en Physical Review Letters, una de las revistas más serias de
la física, un equipo de investigadores del Instituto Politécnico Rensselaer
de Nueva York, de la Universidad de Purdue de Indiana y de la Academia
Rusa de Ciencias informa que consiguieron la fusión usando sonido. Los
autores bombardeaban una mezcla de acetona y benceno con ondas de sonido.
Las burbujas de la mezcla se expanden por el sonido y luego colapsan violentamente
produciendo una onda de choque que daría lugar a la fusión. La técnica
fue bautizada 'sonofusión' y, si bien todavía no es aceptada, parecería
consentir una reivindicación histórica a las locuras de Richter. Todavía
más, uno de los laboratorios líderes en el mundo en técnicas de este tipo
está en Bariloche, liderado por Fabián Bonetto".
Es hora de revisar la historia de las investigaciones científicas en la
Argentina, sin pasiones políticas y distribuir en forma justa méritos
y errores. Un buen comienzo sería empezar reconociendo que fue el General
Juan Domingo Perón quien creó el CONICET en 1951 y no seguir celebrando
la fecha en que lo redescubrió una dictadura en 1957. ¿o nadie en ese
centro de investigaciones conoce este error histórico?
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